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Comunicación como unión VI

En esencia un grupo, sin unión, no es grupo, y la herramienta que permite tejerlo es la comunicación.

No es baladí haber usado el verbo «tejer», pues refleja muy bien el objetivo de lo que hay que construir con todo grupo social con el que se trabaja: el tejido emocional.

Este concepto de hecho ha sido una suerte poder haberlo añadido a mi vocabulario, y haberlo trabajado, gracias a los cursos de inteligencia emocional impartidos por la empresa Elanvital.

Dentro del concepto de tejido hay que explicar que, precisamente cuando sucede un problema dentro del grupo, cuando el tejido se fragmenta, un alejamiento siempre va acompañado del empeoramiento de la situación. Precisamente cuando algo va mal, más nos tenemos que acercar a ese problema, a ese conflicto, a la persona, para reponer la brecha en el tejido emocinal, usando como aguja la comunicación.

Lo que rompe un grupo es la ruptura del tejido. ¿Cuántas veces hemos visto un grupo social en el que hay miembros descontentos con algo, y no lo expresan a quien deben expresarlo, sino que dispersan el malestar cual esporas, convirtiéndose en auténticos zombies? Esta es la gente gris de la que hay que alejarse, porque te arrastran hacia el negativismo, cuando la solución no es compleja (aunque hay que trabajarla): si hay un problema, no queda otra que ir a solucionarlo. Y si no se soluciona, o se llegan a discrepancias insalvables, no queda otra que marcharse.

Pero es o una, u otra cosa, no podemos querer las dos cosas a la vez: marcharnos y que se solucione, lo cual no tiene sentido, o lo que sí que sucede muy a menudo, cuando las personas protestan de aspectos del grupo y aún así se quedan en el grupo, pero no hacen por solucionarlo.

Si no hay comunicación, no hay solución. Y comunicación no es mascullar el problema, sino coser el tejido, acercarse al conflicto, dialogar por el encuentro y la solución.

Dentro del esquema compartido en esta pequeña formación para la gestión grupal, compartía las siguientes partes:

¡Conflicto!: Cada vez que se produce, procedemos a realizar un acercamiento, con comunicación. Una comunicación humilde, comprensiva y empática para oír y entender otros puntos de vista, y una comunicación dialogante, democrática, asertiva y concreta para exponer los puntos del conflictos, e intentar dar, de manera constructiva, con unos pasos que nos lleven a un encuentro y a una solución.